TRIBUNA._
El tránsito migrante en Hermosillo ha disminuido por políticas más estrictas y la inseguridad, según el sacerdote José Gilberto Lezama.
Hermosillo, Sonora.- El tránsito de migrantes por México ha experimentado cambios profundos en tiempos recientes y Hermosillo no es la excepción.
Lo que antes era una ruta con una afluencia constante y visible, ahora se ha convertido en un camino lleno de incertidumbre, marcado por políticas migratorias cada vez más estrictas y por los múltiples peligros que enfrentan quienes se atreven a cruzar el país en busca de un futuro mejor.
El sacerdote José Gilberto Lezama Rodríguez, quien fundó el Comedor ‘San Luis Gonzaga’en el ejido La Victoria, es testigo directo de esta realidad.

«En este lugar, miles de migrantes han encontrado un respiro: un plato de comida, un momento de descanso y una muestra de humanidad en medio del difícil viaje. Antes, en temporadas como el verano o el cierre de año, se recibían más de 100 migrantes diariamente. Hoy, esa cifra se ha reducido a menos de la mitad: entre 20 y 40 personas llegan cada día, lo cual llama la atención”, reconoció.
Lezama Rodríguez señaló que esta caída no solo se debe a las políticas y redadas más estrictas en Estados Unidos (EU), sino también a la constante inseguridad que enfrentan los migrantes en Sonora y en otras regiones del país.
Resaltó que, por eso, muchos ya no se detienen en lugares como Hermosillo; si pueden, intentan llegar lo antes posible a la frontera, su destino final, aunque el riesgo sea alto.
«Quienes cruzan Sonora en la actualidad son mayormente hombres jóvenes. Sin embargo, cuando se forman caravanas migrantes, la historia es diferente: llegan familias enteras, con niños y mujeres, que viajan en trenes, autobuses o camiones, a veces con la ayuda de ‘polleros’, buscando avanzar a cualquier costo”, dijo.
Finalmente, el sacerdote añadió que estas historias, llenas de valentía y desesperanza, reflejan no solo la lucha de quienes buscan un futuro mejor, sino también el compromiso de quienes, desde lugares como el Comedor ‘San Luis Gonzaga’, ubicado en la salida norte de Hermosillo, extienden la mano para ofrecer un poco de alivio y esperanza en medio del sufrimiento.