Excelsior
El reformista Masud Pezeshkian, que aboga por mejorar las relaciones con Occidente, se impuso el en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Irán frente al ultraconservador Said Jalili.
Pezeshkian obtuvo más de 16 millones de votos, cerca del 54% de los sufragios, y su rival Jalili sumó más de 13 millones, cerca de 44% de las más de 30 millones de papeletas escrutadas, informó el portavoz de la autoridad electoral, Mohsen Eslami.
La participación electoral se situó en 49.8%, añadió el portavoz, en unas elecciones forzadas por la muerte del exmandatario Ebrahim Raisi, cuyo helicóptero se desplomó el pasado 19 de mayo en la en la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental.
En la primera vuelta el 28 de junio, la participación apenas a 39.92%, el nivel más bajo en los 45 años de histórica de la República Islámica de Irán.
“El camino que tenemos por delante es difícil. Sólo será fácil con su cooperación, empatía y confianza. Les tiendo la mano”, declaró Pezeshkian, de 69 años, en la red social X tras su victoria.
Por su parte, también en X, el ayatolá Jamenei expresó: “Aconsejo al Dr. Pezeshkián, presidente electo de la República Islámica, que ponga la vista en horizontes amplios y claros y, siguiendo el camino del mártir Raisi, haga un aprovechamiento óptimo de las abundantes capacidades internas en pos del progreso del país”.
En este contexto, el mandatario ruso, Vladimir Putin, felicitó a Pezeshkian. “Espero que su desempeño como presidente contribuya a estrechar aún más la cooperación bilateral constructiva en beneficio de nuestros pueblos amigos”, dijo el Kremlin.
Los comicios, anticipados se desarrollaron en un contexto de descontento de la población por la situación de la economía, muy lastrada por las sanciones occidentales.
La comunidad internacional siguió las elecciones de cerca, a raíz de las tensiones en Oriente Medio provocadas por la guerra en Gaza, y de la pugna con las potencias occidentales derivadas del programa nuclear iraní.
Las negociaciones sobre este programa están en un punto muerto desde 2018, cuando Estados Unidos se retiró del pacto internacional firmado en 2015.
“Sus votos le han dado esperanza a una sociedad sumida en un clima de insatisfacción”, afirmó el presidente electo en un discurso de agradecimiento a sus partidarios ayer en el recinto del mausoleo del imán Jomeini, fundador de la República Islámica, cerca de la capital Teherán.
“No hice falsas promesas en esta elección, no dije nada que no pueda cumplir”, aseguró.
Imágenes difundidas por los medios locales mostraron seguidores del reformista expresar su alegría en las calles de la capital Teherán y Tabriz, en el noroeste, incluso antes del anuncio oficial de los resultados.
“Estamos muy felices de que Pezeshkian haya ganado. Necesitamos un presidente culto para resolver nuestros problemas económicos”, afirmó Abolfazl, un arquitecto de 40 años.
Roya, una ama de casa de 50 años, expresó su indiferencia por el resultado. “Estos candidatos sólo lanzan eslóganes. Cuando llegan al poder, no hacen nada por el pueblo”, opinó.
EL ÚNICO DIFERENTE
Pezeshkian, un médico de origen azerí, fue el único reformista autorizado a concurrir y contó con el apoyo de varios expresidentes, como el reformista Mohammad Jatami y el moderado Hasan Rohani.
En Irán, el presidente tiene poderes limitados y es el responsable de aplicar las principales líneas políticas marcadas por el líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí.
Pezeshkian afirma su lealtad a la República Islámica, pero al mismo tiempo, defiende un acercamiento entre Irán y los países occidentales, con Estados Unidos, archienemigo de su país, a la cabeza, para levantar las sanciones que están lastrando a la economía.
También cuestionó el uso de la fuerza por parte de la policía para aplicar las leyes sobre el uso obligatorio del velo para las mujeres, que rigen desde Revolución Islámica de 1979.