LA JORNADA
Hermosillo, Son., Casi una década después del peor desastre ambiental en la historia de la minería en México, los habitantes cercanos al río Sonora aún luchan contra la indiferencia de Grupo México –propiedad de Germán Larrea– y la falta de acción efectiva de las autoridades para remediar los daños.
La tragedia por un derrame de lixiviados que ocurrió el 6 de agosto de 2014, devastó la región y comprometió la salud de miles de personas, sigue sin resolverse de manera adecuada, por lo que los afectados consideran una burla que la minera acapare más de 50 por ciento del agua de la zona.
Martha Patricia Velarde, originaria de Baviácora, integrante de los Comités de Cuenca del Río Sonora (CCRS) que exigen justicia, reparación y no repetición de daños, aseguró que en la zona persiste el miedo de que el agua del cauce siga contaminando por los desechos tóxicos de la mina Buenavista del Cobre.
Sostuvo que de acuerdo con los últimos estudios de la propia Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), el agua que tomamos aún sale contaminada con metales pesados, incluso en tomas realizadas por donde no pasó el derrame. Se suma a esta burla el acaparamiento brutal que nos tiene a las comunidades (abasteciéndose de líquido) con pipas y garrafones.
Apuntó que el problema de la dotación de agua prevalece, y el municipio de Cananea pasa días enteros sin el líquido; Bacoachi lo recibe en pipas; Arizpe tiene dificultades de abasto y Baviácora frecuentemente se queda sin líquido, pese a que el año pasado su pozo principal surtía 22 mil litros por segundo.
Un documento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos confirma las denuncias que los CCRS han presentado durante casi 10 años; señala que la minera ha violado los derechos humanos de las víctimas del derrame y que la Comisión Nacional del Agua debe actuar contra el acaparamiento de 57 por ciento del agua de la zona en que la empresa incurre.
Está por cumplirse una década de que los pobladores aseguran que las autoridades no toman medidas efectivas para garantizar los derechos de los vecinos del río Sonora, y Germán Larrea sigue impune. Los lugareños sufren las consecuencias: metales pesados en la sangre, un hospital en obra negra, citas médicas en uno sin toxicólogos ni laboratorios adecuados, y tinacos que almacenan agua de pozos contaminados.
Seguimos teniendo las cifras alarmantes de los muertos, que son preocupantes para nosotros; la atención es una burla total. No hay un toxicólogo ni un médico especializado en tratar organismos contaminados y sus afectaciones. Estamos peor que al principio, afirmó Martha Patricia Velarde.
Este año, Norberto Bustamante, integrante del Comité de Cuenca del municipio de Huepac, pereció a consecuencia de estragos en su salud provocados por metales pesados. En su honor, el segundo Festival por la Vida y el Agua llevará su nombre, a fin de visibilizar su lucha.
Los residentes del río Sonora organizan este evento con actividades culturales, conversatorios, concursos de poesía, teatro, pintura y talleres artísticos, todo relacionado con derechos humanos, educación ambiental y divulgación científica.
Asimismo, exigen a las autoridades que investiguen exhaustivamente para verificar que las actividades de Grupo México no sigan contaminando agua, suelo y aire.