Tomado de Excelsior
A unas horas de que comiencen los festejos por el Día de la Virgen de Guadalupe, millones de fieles mexicanos ya alistan en sus hogares altares y rezos, mientras que en las carreteras que conducen a la Ciudad de México ya se divisan las peregrinaciones con miles de fieles que esperan llegar a la Basílica de Guadalupe y celebrar esta fecha.
Y es que la Guadalupana es un importante símbolo religioso que por años ha dado identidad a millones de mexicanos y cada 12 de diciembre se festeja a lo grande, con misas, fuegos pirotécnicos y peregrinaciones que llegan a al santuario mariano desde todas partes del país.
Sin embargo, aunque la Virgen de Guadalupe es un símbolo de identidad nacional, los derechos de su imagen estuvieron alguna vez en manos chinas, y fue así como ocurrió este suceso que parecería imposible.
¿Cómo pasó la imagen de la Virgen de Guadalupe a ser propiedad de un chino?
Fue en el año 2002 cuando el empresario chino Wu You Lin, radicado en México, consiguió que el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), registrara los derechos de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
El hombre se percató de que la imagen no estaba registrada ni por la Arquidiócesis ni por la Iglesia, ni por nadie, luego de que en 1998 se realizó un estudio fotográfico del Ayate de Juan Diego, imagen de la Virgen de Guadalupe que se encuentra en la Basílica.
Así se empezaron a sacar varias copias de la imagen y una cayó en manos del empresario chino, que, sin dudarlo acudió al IMPI y dijo “es mía”, lo curioso del caso es que nadie le dijo nada y permitieron que se realizara el registro para el cual pagó 2 mil pesos.
De esta forma se le permitía la comercialización de productos y servicios de la clase 28, que abarca juguetes y artículos deportivos.
Sin embargo, y para fortuna de millones de mexicanos el registro caducó tras 10 años en posesión de Wu You Lin, por lo que desde el 29 de febrero de 2012 la imagen de la Guadalupana quedó como patrimonio de México y ya no se puede registrar, pues el hombre de origen chino ya no acudió a renovar.
Tras estos hechos, analistas en derecho industrial sugirieron a organizaciones católicas registrar la marca para evitar la explotación particular de un símbolo reconocido por la mayoría de los mexicanos.