Último llamado para salvar a la vaquita marina de la extinción

Ciencia y tecnologia

Tomado de: Life Gate

La vaquita marina es la protagonista de lo que podemos considerar un auténtico grito de alarma. Con 1,5 metros de largo, es conocida como la más pequeña de las marsopas y de todas las especies del orden de los cetáceos en cuanto a tamaño. La Comisión Ballenera Internacional (CBI), la organización responsable de la conservación y gestión de las poblaciones de ballenas, dio recientemente la primera “alarma” desde su fundación en 1946.
La vaquita, entre la ceguera y el egoísmo humano
Originaria y endémica del extremo norte del Golfo de California en el noroeste de México, la vaquita marina fue declarada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y colocada en la Lista Roja del mismo nombre en 1996. Sin embargo, a pesar de los reiterados llamamientos y llamamientos a la acción de organizaciones y comités científicos de todo el mundo, la población de este emblemático mamífero marino ha disminuido en un 83 por ciento en solo tres años, pasando de 59 individuos en 2015 a nueve y diez en 2018. Es por eso que la CBI ha decidido confiar en el nuevo mecanismo de alerta lanzado para llamar la atención sobre los casos de extinción inminente que involucran poblaciones o especies de cetáceos a nivel mundial. El objetivo específico de la organización es la prohibición total de las redes de enmalle, famosas por su eficacia pero también y sobre todo por el elevado número de ejemplares víctimas de la captura incidental entre los que se encuentran ballenas, delfines, tortugas, tiburones, leones marinos y, por supuesto, vaquitas.
“Las redes de enmalle están diseñadas para bloquear toda la columna de agua. Una vez enredadas, las presas logran meter la cabeza entre las mallas pero no el resto del cuerpo. Así comienza una lucha desesperada por liberarse que, desgraciadamente, casi siempre termina con el animal cada vez más enredado en la red o destinado a morir como consecuencia de las profundas heridas sufridas”
Francisco Javier Gómez Díaz, Director del Museo de la Ballena – La Paz, Baja California
Me habla de la vaquita, y de sus esfuerzos por salvarla, en las salas del pequeño museo montado con el esfuerzo de muchos voluntarios locales que no quieren rendirse ante la desaparición de lo que, según Francisco, es el emblema de la ceguera y el egoísmo humanos.
Vaquita y totoaba amenazadas por creencias populares

A pesar de que las redes de enmalle son ilegales en todo el hábitat de la vaquita, siguen siendo muy utilizadas para la captura de otro habitante del Mar de Cortés cuyo destino está ligado al de la vaquita: la totoaba (Totoaba macdonaldi), cuyo gran tamaño hace que las redes diseñadas para su captura tengan un tamaño de malla perfecto para atrapar incluso a la pequeña marsopa.
Incluida en la Lista Roja de la UICN como especie en peligro crítico de extinción, la totoaba sigue siendo perseguida por la caza ilegal. ¿La razón? La estúpida creencia, por parte de los partidarios de la medicina tradicional china, de que su vejiga natatoria tiene poderes curativos y que lo ha transformado, con el paso de los años, en la “cocaína de los mares”, tan alto es su valor de mercado.
Y, de hecho, el precio puede superar los 46.000 dólares, y llegar a casi 60.000 dólares en el mercado negro asiático. Un llamado que ha atraído rápidamente al crimen organizado nacional e internacional, consciente de poder contar con una situación social y económica local bastante embriagadora, y que no parece querer renunciar a tan apetecible botín. Cueste lo que cueste.
En 2020, de hecho, un enfrentamiento entre barcos pesqueros ilegales y Sea Shepherd provocó un aumento de la tensión social que culminó con la quema de tres barcos de la organización estadounidense y uno propiedad del Museo de la Ballena.
“Llevamos décadas luchando por la protección del Mar de Cortés, un lugar único en el mundo por la variedad y abundancia de biodiversidad marina. Pero al gobierno, a las autoridades, no parece importarle”, continúa Francisco, mientras acaricia una réplica a tamaño real de la vaquita.
“La colocación de bloques de hormigón en esa zona conocida como tolerancia cero no puede considerarse una estrategia a largo plazo, también porque está comprobado que la caza solo se ha trasladado al borde de la zona. Necesitamos enfocarnos en la educación y la difusión de alternativas sostenibles como, por ejemplo, la cría legal de totoaba manejada por las comunidades locales”. Y, con respecto a la captura de quienes han sido señalados como los líderes de los cárteles que rigen la pesquería de totoaba, en enero de 2023, dice que “es un logro importante pero es necesario fortalecer la vigilancia y el control tanto en tierra como en el mar, así como es fundamental apuntar a la colaboración con las comunidades pesqueras locales que, Además de ser conscientes de los daños causados por las capturas ilegales, son una valiosa ayuda para la protección de este mar”.
La vaquita: símbolo de lucha y resiliencia
Dificultar aún más la conservación de la vaquita es una de las características peculiares de los cetáceos. A diferencia de otros mamíferos, de hecho, su respiración es voluntaria y el espiráculo está controlado por músculos especiales que se abren y cierran. “Esto hizo que el intento de crear un área protegida donde algunos ejemplares pudieran reproducirse de manera segura y luego ser liberados, ampliando así la población, fracasó porque la única vaquita capturada dejó de respirar en el momento en que fue izada en el bote de los investigadores”, dice el director del Museo de la Ballena.
Es así como la pequeña vaquita marina sigue siendo un símbolo de lucha y resiliencia del que todos deberíamos sacar un ejemplo. Con una población reducida a los huesos, sigue luchando por su derecho a vivir y por su libertad, tanto que detiene su corazón para demostrarle al hombre que nunca tendremos la fuerza ni la capacidad de gobernar la naturaleza y doblegarla a nuestra voluntad.

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