Carin León es el presente y futuro de la música regional mexicana

Cultura

VOGUE HOMBRE

La historia en la música de Carín León se puede entender de una manera más fiel si se mira a través de las décadas en las que ha estado activo. En su adolescencia comenzó a tocar la guitarra en la escuela. De los 20 a los 30 construyó una carrera breve, pero sustanciosa con Los Reales y el Grupo Arranke, conjuntos con los que aprendió todo lo que hay que aprender sobre la industria musical. Hoy, en sus 30, Carín es reconocido por perfeccionar esos aprendizajes y, en el camino, dotar de momentos importantes a eso que el mundo se ha empeñado en llamar regional mexicano. “Si lo pones de esa manera”, me dice reflexionando, “Creo que son diferentes personas por década, aunque tengan mucha alma en común”. Esa alma es tan valiente como el género lo exige, pero también es un ente astuto en las mismas cantidades.

En medio de todos los nombres que puedan existir hoy en día cobijados por ese género que va desde el sierreño a los corridos y desde el mariachi a la ranchera, Carín León (uno de los artistas más influyentes del momento) es una especie de satélite, un eslabón que conecta diferentes tiempos y diferentes espacios. “Una revolución siempre tiene que ser un poquito disruptiva”, asegura después de haber traspasado algunas barreras que parecían inamovibles a lo largo de todos estos años. Su nombre no solo está en lo alto de las estadísticas, también se encuentra al lado de artistas de diferentes generaciones, de diferentes países, de diferentes contextos y hasta de diferentes idiomas. “Creo que una de las claves más importantes de mi música es que me gusta mucho incomodar de alguna manera al público, me gusta que se cuestionen lo que escuchan”. La música de Carín León es inconfundible, pero también es una mezcla de muchas otras cosas que se pueden leer entre líneas.

La ciudad en la que nació, creció y comenzó a tocar tiene mucho que ver en eso. “Creo que se debe al efecto Hermosillo”, teoriza después de arrojarme una serie de géneros musicales a los que se ha entregado por años como escucha: rock, jazz, blues, soul. “Ahí vivimos de la mano del regional mexicano, pero al mismo tiempo, por ser frontera, es una ciudad que está muy americanizada en gustos y en muchas otras cosas, sobre todo musicalmente”. El resultado de una vida hermosillense es una carrera dedicada a alinear todos esos sonidos en un solo discurso, un manifiesto que ha hecho de la música de Carín León un producto irresistible para la industria y un acompañante eterno para las millones de personas que lo escuchan. “Orgullosamente todas y cada una de las personas que trabajan conmigo, desde los músicos hasta el staff, mis productores, mis ingenieros, toda la gente que tengo cerca, son de Hermosillo”.

“La industria multinacional del pensamiento automatizado tiende a pensar en serie e impide pensar en serio”, dijo alguna vez el poeta mexicano Arnulfo Vigil en uno de sus ensayos sobre la música del norte de México refiriéndose a artistas que, hasta hoy, son inmortales pensantes como Rigo Tovar y Los Tigres del Norte. Décadas después, alguien como Carín León bien podría ocupar un espacio en aquella categoría que piensa en serio dentro de esa industria del pensamiento automatizado. “Yo amo la música, soy un coleccionista de música muy mal rollo”, me dice sobre sus hábitos como fanático musical. “Fue para mí muy interesante empezar a mezclar todos estos sonidos, empezar a buscar balances y empezar a buscar cosas que en realidad a mí me emocionan y que creo que son muy interesantes para el crecimiento y la expansión del género”. En el camino hay cumbias, salsas, baladas, himnos pop, corridos, bandas y, más recientemente, una curiosidad por el country que lo encuentra una vez más en terrenos poco explorados por el gremio nacional.

“Me gusta cosechar cosas imposibles como estar en un Grand Ole Opry, una capital completamente americana y ser el primer mexicano en estar en ese lugar en donde estuvo Johnny Cash, donde ha estado Garth Brooks, donde ha estado toda la cultura americana”. Lo de Carín con el country no es solo una actividad que nace desde el ego, sino también una oportunidad de poner a dialogar dos universos que hoy más que nunca se encuentran en extremos distintos. A través de esa inserción en el subconsciente colectivo americano, León ha sabido introducir parte de la tradición mexicana a oídos necios. “En lugar de buscar números o fama, siempre trato de buscar respeto, trato de cambiar algo”, sentencia. “Y la gente que más admiro en el mundo, los artistas que para mí han cambiado la historia, que son indispensables en mi vida, tanto con su música como con su ejemplo, han sido de la misma manera: siempre se busca respeto sin tratar de agradar a nadie, siendo disruptivos, pero siempre con mucha sinceridad. Eso es a lo que hoy yo aspiro”.

Sus ambiciones, afortunadamente, son sustentadas por sus diferentes talentos. Basta un repaso por su discografía para caer en cuenta: un puñado de discos en donde gobiernan aquellos grabados en vivo, una oportunidad no solo para poner a prueba cada una de las versiones de estudio, sino también para identificar sus áreas de oportunidad y encontrarse con más muestras de que la música, sin importar de dónde venga y a qué suene, es aquello que lo motiva. “Creo que hay muchas cosas que la gente no conoce, por eso existen las versiones de canciones que a mí me encantan muy al estilo de nosotros en esos discos en vivo. Son canciones que a mí me dan un vibe y eso me alimenta para que me la pase bien en un show y hacer de mis conciertos también mi fiesta”.

En el conteo de las décadas de Carin León se acercan los cuarenta años y los indicios de su nueva persona ya son visibles. Pronto traspasará una barrera más, de esas que parecían estar para siempre y se convertirá en el primer latinoamericano en presentarse en The Sphere, el alucinante venue de Las Vegas que ha albergado a artistas como U2 o Phish, un espectáculo (o una fiesta) que, en sus palabras, lleva planeando por casi tres años y que tendrá una producción que “es una cosa de locos”. “Creo que más que un logro personal, es un logro para nuestro género, para nuestro México, para nuestra cultura, estar en el venue más importante del mundo. Espero ser el primero de muchísimos mexicanos exitosos que merecen estar ahí”.

¿Cómo se ve, además de eso, el futuro? En diciembre lanzará un disco “que es como volver a las raíces de la música de mi terreno y lo haremos en Hermosillo de una manera muy especial”, adelanta, “Es un estilo con el que yo crecí de bien morro y quiero traerlo al panorama del regional mexicano y al panorama internacional. Es el Noreño, como los Cervantes de Sinaloa, que es clarinetes, trompetas, acordeón y todo ese rollo”. No solo eso, en febrero llegará la segunda parte de Boca Chueca (“mi disco más ecléctico”) y, más adelante, a mitad de 2026, se editará su primer disco enteramente en inglés “paseando por el country, por el rock, por mucho funk, por un poco de psicodelia, 60’s, primeros discos de Bee Gees, un poco de Queen, todos esos sonidos y tratando de mezclarlos con nuestras raíces mexicanas”. La de Carin es un alma, también, enteramente inquieta y que se resiste a dejar de caminar.

La historia en la música de Carin León se puede entender de una manera más fiel si se mira a través de las décadas y hoy, a sus 36 años, esa teoría se presenta más palpable que nunca. Si me preguntan, yo veo a un Carin León en la próxima década de su vida como un mentor, una persona a la que toda una vida le ha enseñado a observar y escuchar de manera puntual. “Hay un chaval aquí [en Hermosillo] que se llama Alanra, que es muy bueno y que hace también estas fusiones entre el pop, la música romántica, el country y la música mexicana”, me dice mirando hacia el futuro, “También hay artistas que hemos ayudado como mi compa Braulio [Mata], que siento que la gente merece escuchar esta voz. Mi compa Cheko MG, que le está echando un chorro de ganas.. Mi compa Javi Flores que también está empezando a coronar muchas cosas”. Carin tiene una sentencia final: “Para mí el futuro de nuestra música regional, el futuro de la música sonorense para mí es mi compadre Ramón Vega, me encanta lo que hace y creo que es de las personas que yo, como sonorense ni siquiera como músico, me siento más orgulloso.” El mundo puede decir lo que sea de Carin León, pero a él nada le impide pensar en serio.

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