Aunque el vapeo se percibía como una alternativa menos dañina al cigarro tradicional, estudios recientes revelan que afecta negativamente el cerebro en desarrollo.
Aunque durante algún tiempo se creyó que vapear era una alternativa menos dañina que fumar cigarrillos convencionales, estudios recientes han demostrado que el vapeo tiene consecuencias importantes para la salud cerebral, especialmente durante la adolescencia, una etapa clave en el desarrollo neurológico.
¿Cómo afecta el vapeo al cerebro en desarrollo?
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), el 2.6% de los adolescentes y el 1.5% de los adultos en México reportaron el uso de cigarros electrónicos.
Aunque gran parte del discurso público se ha centrado en los efectos del vapeo sobre los pulmones y las vías respiratorias, lo cierto es que el cerebro también resulta seriamente afectado por la exposición constante a la nicotina y otros compuestos presentes en estos dispositivos.
La revista científica Frontiers in Human Neuroscience explica que, durante la adolescencia, el cerebro pasa por una serie de transformaciones esenciales. Entre ellas, destacan:
- La poda sináptica, un proceso que elimina conexiones neuronales innecesarias.
- El adelgazamiento cortical, que optimiza la eficiencia cerebral.
Estos cambios estructurales permiten consolidar funciones cognitivas como el juicio, la toma de decisiones, la autorregulación emocional y el control de impulsos. Sin embargo, el uso de nicotina durante esta etapa puede interrumpir estos procesos críticos.
Un estudio publicado en Frontiers utilizó resonancia magnética estructural (IRM) para evaluar la salud cerebral de adolescentes y adultos jóvenes que consumen nicotina. Los hallazgos fueron preocupantes:
- Cambios significativos en regiones corticales asociadas con funciones ejecutivas.
- Reducción del grosor cerebral en áreas clave como la corteza prefrontal medial, la ínsula, el giro parahipocampal y la región temporal.
- Alteraciones en regiones subcorticales, con una disminución del volumen en la amígdala y el tálamo, y un aumento anómalo del volumen en el cuerpo estriado (zona relacionada con la recompensa y la adicción).
Estos cambios están estrechamente vinculados con mayor vulnerabilidad a la dependencia, ansiedad, depresión y deterioro cognitivo a largo plazo.
Tóxicos ocultos: metales pesados en el vapeo
Más allá de la nicotina, el vapeo implica la exposición a sustancias tóxicas muchas veces invisibles. Un estudio reciente de la Universidad de California en Davis, publicado en ACS Central Science, analizó diferentes marcas de vapes desechables y encontró que varios dispositivos liberaban concentraciones alarmantes de metales pesados, entre ellos:
- Plomo
- Níquel
- Antimonio
- Cromo
Sorprendentemente, en algunos casos, la cantidad de plomo liberado por un solo vape en un día de uso equivalía a fumar 20 paquetes de cigarrillos tradicionales. Esta exposición es especialmente preocupante en jóvenes, cuyo organismo aún está en desarrollo.
De acuerdo con una revisión publicada en la revista Toxics, la inhalación de estos metales pesados está relacionada con:
- Cáncer
- Daños neurológicos
- Enfermedades cardiovasculares y respiratorias
- Trastornos renales y hepáticos
Compuestos tóxicos: aldehídos en el aerosol del vape
Además de los metales, los aerosoles generados por los vapes contienen aldehídos altamente tóxicos. Un artículo publicado en la National Library of Medicine señala que estos compuestos se forman principalmente al calentar propilenglicol y glicerina vegetal, dos ingredientes comunes en los líquidos de vapeo.
Entre los aldehídos más peligrosos se encuentran:
- Formaldehído
- Acetaldehído
- Acroleína
Estos compuestos están clasificados como carcinógenos o sustancias tóxicas, menciona la National Library of Medicine. Además de su capacidad para dañar células pulmonares, también afectan directamente el sistema nervioso central, provocando inflamación, estrés oxidativo y daños neuronales acumulativos.
A menudo, el vapeo es percibido como una actividad inofensiva o incluso “de moda”. Sin embargo, su potencial adictivo y neurotóxico no puede subestimarse.
La nicotina es una de las sustancias más adictivas que existen, y su formato en vape facilita un consumo constante y discreto, aumentando así el riesgo de dependencia.

 
	 
						 
						