El debate
No todos los partidos en la Liga MX se juegan en igualdad de condiciones. Ya sea por el clima, la altura, la afición o el estado del campo, estos estadios son una verdadera pesadilla para los equipos visitantes.
Jugar fuera de casa en el fútbol mexicano implica más que lidiar con la presión de la afición rival. La diversidad geográfica y climática del país convierte a ciertos estadios en verdaderos calvarios para los equipos visitantes. Desde el calor sofocante del Pacífico hasta la altura de la capital, pasando por atmósferas hostiles o campos en mal estado, aquí repasamos los recintos que más incomodan a los forasteros jornada tras jornada.

Altura + sol de mediodía = pesadilla.
Jugar al mediodía en la altitud de la Ciudad de México (2,240 msnm) es brutal. Además, el calor sobre la cancha de cemento y la afición universitaria lo convierten en uno de los entornos más incómodos de la Liga MX.

Pasto sintético y frío fronterizo.
El único estadio de césped artificial en la Liga MX. El balón corre distinto, el cuerpo resiente más las caídas y muchos jugadores no están acostumbrados. Además, el clima puede variar drásticamente por la cercanía al mar.
Campo resbaloso y presión mediática.
Aunque moderno, el pasto híbrido ha generado quejas constantes por su condición. Además, enfrentar a Chivas —el equipo más popular del país— trae consigo una presión añadida y cámaras por doquier.
Afición intensa y calor sofocante.
Los Rayados cuentan con una de las aficiones más fieles y exigentes del país. El calor del norte es agobiante, y los visitantes suelen sufrir frente a un equipo fuerte en casa.
El auténtico “Volcán”.
El ambiente en “El Volcán” puede ser infernal, especialmente en juegos nocturnos. La presión de los hinchas y la intensidad del equipo hacen que salir con puntos sea toda una hazaña.
Viento, frío y altitud combinados.
La altitud (2,400 msnm), el viento constante y el frío hacen del Hidalgo un lugar incómodo, además de que Pachuca suele ser muy efectivo en su casa gracias a su ritmo de juego rápido.
Humedad que desgasta y césped cuestionable.
Aunque no tiene la mejor localía, el calor y la humedad son agobiantes. Sumado al estado irregular del césped, se vuelve un reto físico y táctico para cualquier visitante.
