EL UNIVERSAL
Los Ángeles. Durante el año fiscal 2025, que concluye este martes, un total de 20 inmigrantes fallecieron bajo custodia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés) en medio de crecientes denuncias sobre condiciones precarias y deficiencias en la atención médica durante el gobierno de Donald Trump.
Los últimos dos fallecidos fueron el mexicano Miguel Ángel García Hernández, de 32 años, y el salvadoreño Norlan Guzmán Fuentes, de 37, quienes perdieron la vida a causa del tiroteo del pasado miércoles en las instalaciones de ICE en Dallas (Texas).
García Hernández falleció esta semana como consecuencia de las heridas recibidas, mientras que Guzmán Fuentes, quien había sido detenido el miércoles pasado, murió el día del ataque esposado y encadenado de pies y manos.
La cifra de muertos del tiroteo podría aumentar, ya que otro inmigrante, en este caso venezolano, que se encontraba en la camioneta que fue baleada junto al edificio, se encuentra en condición crítica.
Desde que el presidente Donald Trump inició su campaña de deportaciones masivas, defensores de los inmigrantes han puesto en la mira las condiciones en las que ICE mantiene a los detenidos por ofensas civiles, como es catalogada una infracción a las leyes migratorias de Estados Unidos.
La cifra de muertos del año fiscal 2025 solo es superada por el 2020, año de la pandemia de la Covid-19, cuando se registraron 21 muertes. Pero supera los doce decesos de 2024. En los tres años anteriores se registraron 4 muertes en 2023, 3 en 2022 y 5 en 2021.
Seis de los muertos de este año eran originarios de México: García Hernández, José Manuel Sánchez Castro, de 36 años; Lorenzo Antonio Batrez Vargas, de 32; Jesús Molina Veya, de 45; Abelardo Avellaneda Delgado, de 68; e Ismael Ayala Uribe, de 39 años y fallecido el pasado 22 de septiembre.
El caso de Ayala Uribe, que estaba recluido en el centro de detenciones de Adelanto, en el sur de California, ha despertado una avalancha de críticas, por las posibles negligencias médicas.
La familia y el abogado Jesús Arias han programado este martes una conferencia de prensa para exigir una investigación sobre la muerte del mexicano que llegó al país siendo un niño y estuvo amparado por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Ayala Uribe “estaba bien de salud, era un hombre sano y muy joven”, dijo a EFE José Ayala, familiar del fallecido.
El inmigrante fue arrestado en una redada en un lavadero de carros en la zona metropolitana de Los Ángeles el pasado 17 de agosto y trasladado al centro de Adelanto, que llegó a tener tan solo cinco detenidos en sus instalaciones debido a las condiciones peligrosas, según determinó un juez federal.
Pero como parte de la ofensiva migratoria de la Casa Blanca, el centro fue puesto en funcionamiento en su totalidad nuevamente.
Según ICE, Ayala Uribe fue trasladado un día antes de su muerte a un centro médico, para “una evaluación más exhaustiva” de un absceso en un glúteo, donde se programó una cirugía. Pero la madrugada del 22 de septiembre fue encontrado inconsciente en su cama y declarado muerto.
La preocupación por las muertes del último año, 17 desde que volvió Trump al poder, ha generado alarma entre los familiares de detenidos, defensores de los inmigrantes y congresistas estadounidenses.
Los senadores por Georgia Raphael Warnock y Jon Ossoff, ambos demócratas, escribieron la semana pasada una carta a la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y la cabeza de ICE, Tood Lyons, expresando su “profunda alarma” ante el aumento en el número de muertes bajo custodia de ICE y le exigieron a los funcionarios información sobre el plan para “prevenir” más muertes.
Dos de los mexicanos, Molina Veya y Avellaneda Delgado, fallecieron en centros de detención en Georgia.
La lista de fallecidos bajo custodia de ICE en 2025 incluye a dos inmigrantes de Honduras y dos de Vietnam, además de uno originario de Haití, India, Guyana, Etiopía, Ucrania, Colombia, Canadá, China y Cuba.
Aunque todos los casos han generado repudio, el del cubano Isidro Pérez, de 75 años, levantó protestas en Florida por la detención del anciano que había vivido casi seis décadas en Estados Unidos.