EL SOL DE HERMOSILLO
Ofreció una conferencia magistral en la que relató el origen del chile en polvo más famoso de México.
El empresario Horacio Fernández, fundador de la marca Tajín, compartió con jóvenes emprendedores de Hermosillo la historia de cómo un concepto nacido en casa se convirtió en un producto que hoy se comercializa en distintos países del mundo.
Durante su participación en el programa Desafío Hermosillo 47, organizado por la Agencia Municipal de Desarrollo Económico, el empresario agradeció la invitación del alcalde Antonio Astiazarán Gutiérrez, donde ofreció una conferencia magistral en la que relató el origen del chile en polvo más famoso de México, además de ofrecer consejos a quienes buscan abrirse camino en el mundo de los negocios.
El creador de Tajín recordó que la receta original no fue una invención compleja ni resultado de estudios sofisticados, sino una mezcla tradicional que se hacía en los hogares mexicanos con chile, limón y sal, inspirada en las prácticas de generaciones pasadas y que ellos solo la envasaron para su comercialización.
Las ideas nacen así de sencillas; lo importante es convertirlas en un concepto poderosoHoracio Fernández

Una vez que se tiene el concepto, ya se posee la mitad del éxito en las manosHoracio Fernández
En ese sentido, también expuso episodios de su vida empresarial, recordando los momentos difíciles durante la crisis económica de 1994, cuando varias de sus empresas familiares enfrentaron la quiebra.
Relató que la decisión de rescatar una parte de los negocios fue clave para impulsar lo que después se consolidaría como Tajín.
El empresario confesó que a pesar de provenir de una familia con experiencia en distintos rubros, nunca recibió dinero de su padre, sino consejos y el empuje para que cada hijo enfrentara sus propios retos.

Relató que los clientes siempre se interesan por conocer el origen del chile en polvo que acompaña a frutas, elotes y una infinidad de platillos.
El fundador de la marca explicó que la aceptación del producto en el extranjero demuestra cómo la gastronomía mexicana puede cruzar fronteras al mantener su esencia.
En su mensaje final, alentó a los jóvenes a no temerle a los fracasos y a valorar las ideas simples, pues muchas veces son las que logran mayor impacto.