CLARIN
Natalia Nagovitsyna (48) se rompió una pierna en el Pico Victoria, a más de 7 mil metros de altura, en Kirguistán.
Las autoridades ya habían suspendido el operativo, en el que murió un montañista italiano. Pero su hijo reclamó la continuidad de los trabajos.
Ahora declararon “desaparecida” a Nagovitsyna.
A pesar de los denodados esfuerzos de su hijo, este miércoles la alpinista rusa Natalia Nagovitsyna (48) fue declarada desaparecida por las autoridades de Kirguistán. Así lo confirmaron desde el comité de emergencia que se había formado en ese país desde el 12 de agosto, cuando la escaladora se rompió una pierna descendiendo el Pico Victoria, a más de 7 mil metros de altura en la cordillera del Tian Shan, en Asia central.
El hijo de Nagovitsyna había exhortado esta semana a las autoridades rusas a reanudar un operativo de rescate definido como “imposible” y por el que ya había muerto un alpinista italiano, allegado a la rusa. Su marido falleció años atrás en alta montaña, a menos de 20 kilómetros del Pico Victoria.
La segunda cumbre más alta de la ex Unión Soviética y una de las más altas de Asia Central, con 7.439 metros de altitud sobre el nivel del mar. Así se conoce al Pico Jengish Chokusu o Victoria, en Kirguistán, históricamente una joya para el alpinismo ruso y una de las cinco cumbres que integran el rango de “Leopardo de las nieves”, otorgado a los montañistas que escalaran los picos Comunismo (7.495 m), Victoria (7.439 m), Lenin (7.134 m), Korzhenevskaya (7.105 m) y Khan Tengri (7.010 m).
A Nagovitsyna sólo le restaba hacer cumbre en el Victoria (Pobeda, en ruso) para lograr el reconocimiento. Y hacia la cima de esa montaña se aventuró a inicios de agosto la alpinista rusa de 48 años, pero cuando estaba en descenso junto con un grupo de escaladores sufrió la fractura de una pierna, el martes 12 de agosto, a más de 7 mil metros de altura y en el marco de una temperatura promedio de -24 grados.
Desde ese martes y durante dos semanas completas, el “rescate imposible” no tuvo éxito, además de que algunos de los esfuerzos fueron contraproducentes. Este lunes, Mikhail Nagovitsyn, hijo de la alpinista, pidió que se reanudara el operativo y reclamó a las autoridades rusas que intercedieran para lograr celeridad: quería que, al menos, se dispusieran drones para llegar hasta la carpa en que quedó varada su madre, en alta montaña.
“Mi madre está viva. Hay un video que muestra que, siete días después de perder contacto, ella agita la mano, llena de vida”, aseguró el hijo de la alpinista. El video al que se aferraba la mostraba asomándose fuera de una carpa y moviendo una mano. Pero cuando elevó su pedido esas imágenes, difundidas por Russia Today, ya tenían varios días de antigüedad.
Este miércoles el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Kirguistán informó que envió un dron militar a la alta montaña y que filmó la carpa donde había sido vista Nagovitsyna. “Según el operador, no se registró movimiento en el interior”, declaró el ministerio kurguís en el comunicado. Dio por concluida la búsqueda y, sin evidencias de muerte ni posibilidad de llegar a ella, la declaró desaparecida.
Hasta esa sentencia, la mujer llevaba 15 días a una altitud aproximada de 7.140 metros. A la temperatura extremamente baja se sumaron otras condiciones climáticas que atentaron contra el rescate. Y que incluso dejaron un muerto en los intentos.
Un día después del accidente, el italiano Luca Sinigaglia, allegado de Nagovitsyna, murió en alta montaña mientras intentaba socorrerla. El sábado 16, un grupo de rescatistas a bordo de un helicóptero trató acercarse a la alpinista, pero debió hacer un aterrizaje forzoso a 4.900 metros de altura y la expedición quedó trunca.
El 19 de agosto, otro equipo de rescate quiso subir a la cumbre. Consiguió filmar la zona en que estaba la carpa de la alpinista en alta montaña. Pero hubo versiones cruzadas. El Gobierno de Kirguistán aseguró que no había detectado movimientos, pero el hijo de Nagovitsyna aseguró más tarde que había recibido videos de su madre agitando un brazo.
La primera señal de alerta llegó el 20 de agosto. El día en que la alpinista cumplió 48 años, anunciaron oficialmente una primera pausa en los operativos, por tres o cuatro días. El equipo de socorro quedó a mitad de camino. Y, empujado por el mal clima, fue montaña abajo. El viernes 22, la búsqueda quedó suspendida de forma indefinida. Ya no hubo vuelta atrás.
“Todos los expertos coinciden en que lamentablemente ya no sigue con vida. Sabemos dónde se encuentra, pero es imposible acceder”, dijo Adil Chargynov, vocero gubernamental de Kirguistán.
Para este último lunes estaba previsto que un helicóptero Eurocopter italiano volara hacia la zona tanto para intentar rescatar a Nagovitsyna y al cuerpo de Sinigaglia. El mal tiempo, otra vez, fue inclemente.
Este miércoles un dron del ministerio kirguís sobrevoló la zona y no detectó movimiento. Desde las oficinas de ese ministerio, en Biskek, la capital de ese Kirguistán, comunicaron de forma oficial que lo más probable es que no sea posible llegar hasta la carpa de Nagovitsyna y dar con su cuerpo hasta 2026.
En Rusia la polémica no menguó. El vicepresidente de la Federación Rusa de Montañismo (FAR), Alexander Pyatnitsyn, habló con la agencia RIA Novosti y cuestionó las declaraciones del hijo de la montañista: “La federación no ha recibido ninguna solicitud suya”. Además, trascendió que la operación de rescate ya costó 58.800 dólares, por encima del seguro de viaje de Nagovitsyna, de 35 mil.
El antecedente fatal de la alpinista rusa que ahora dieron por desaparecida
Mikhail Nagovitsyn es hijo de Natalia y de su esposo, Sergéi, quien murió en 2021 a los 45 años, también en alta montaña, en el Khan Tengri, otro pico a menos de 20 kilómetros de donde quedó atrapada. Justo cuatro años antes, ambos habían llegado a la cima luego de una larga expedición en la que conocieron a un alpinista italiano, Luca Sinigaglia, quien se unió a ambos. El 7 de agosto de ese año comenzaron el ascenso, pero el italiano se adelantó a ambos y todos convinieron encontrarse más adelante en Biskek.
Los Nagovistyn quedaron solos y el 8 de agosto continuaron el ascenso por su parte. Una vez sobrepasados los 6.900 metros de altura sobre el Khan Tengri, Sergéi acusó malestar estomacal, aunque continuó el ascenso con su esposa Natalia. Metros más arriba, un derrame cerebral lo tumbó. “Estaba paralizado. Estaba acostado. Tenía los brazos y las piernas doblados, pero no podía girarse de lado ni boca abajo”, rememoró más tarde Nagovitsyna ante el medio Komsomólskaya Pravda.
—Natasha, los rescatistas están en camino, pero aún están lejos. Van a llegar mañana —le avisaron por teléfono desde el campamento—. Tenés que bajar vos misma, no podés ayudarlo de ninguna manera. ¿Tienen hijos?
—Sí, tenemos un hijo.
—Tenés que pensar en él. Si pasás la noche ahí, tu hijo podría quedarse sin sus dos padres. ¿Entendés?
—Lo entiendo todo. Pero no voy a dejar solo a mi marido…
Por la mañana, los rescatistas dieron con ambos. Convencieron a Natalia de bajar. A Sergéi lo llevaron en camilla a una altitud de 6.400 metros. Lo dejaron en una bolsa de dormir. Cuando regresaron a la mañana siguiente, no había nadie a quien rescatar. Al parecer, Sergéi se desató por su propio peso y cayó al abismo.
Natalia regresó allí un año más tarde, y dejó una placa conmemorativa para Sergéi a 6.800 metros de altura y una botella de kvas, una bebida eslava de fermentación de pan de centeno o cebada, como su marido le había pedido en su último deseo. Cuatro años más tarde, Nagovistyna murió a menos de veinte kilómetros al sur, en otro pico del Tian Shan.