EL CONSEJERO
Este lunes, la Administración para el Control de Drogas (DEA) anunció una iniciativa de colaboración entre Estados Unidos y México para combatir al narcotráfico, dentro de la cual está lo que denominó el proyecto Portero (Gatekeeper), una operación para desmantelar a quienes controlan los accesos de tráfico de drogas, armas y dinero en la frontera suroeste, o sea, la noroeste nuestra. Como parte del proyecto, la agencia antidrogas refirió contar con un programa de capacitación y colaboración en un centro ubicado en el suroeste de ese país, con “investigadores mexicanos” y, autoridades estadounidenses de seguridad, justicia e inteligencia.
El comunicado de la DEA es ambiguo en cuanto a qué se refiere con “investigadores mexicanos”, pues no dice a qué instituciones pertenecen quienes participan por parte de México. Tan no queda claro, que la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó que hubiera un acuerdo con la DEA denominado proyecto Portero, y que lo único que hay de capacitación es para un grupo de policías de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en Texas, justo en el lado opuesto de la frontera suroeste.
Dejando de lado que no haya dicha iniciativa bilateral con el gobierno federal, es probable que la DEA se refiera a la que existe con los gobiernos estatales. Por ejemplo, a principios de mes, el gobierno de Sonora dio a conocer la creación de la Unidad Fronteriza de la policía estatal, la cual recibió capacitación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su siglas en inglés). Incluso el embajador Ron Johnson elogió a la nueva división policial.
La razón por la que el Proyecto Portero se centra en la frontera suroeste de Estados Unidos es porque Arizona y California son los estados que concentraron el mayor número de aseguramientos de fentanilo. De acuerdo a la DEA, en 2024 se aseguraron 14 mil 69 kilos de fentanilo en la frontera con México, de los cuales 9 mil 89 kilos (64 %) fueron en la frontera de Arizona, seguidos por la de California, con 4 mil 450 kilos (31.6 %). En cuanto metanfetamina, el año pasado aseguraron un total de 79 mil 70 kilos, de los cuales 47 mil 225 fueron en la frontera de California (59.7 %). Respecto a la cocaína, la frontera californiana encabeza con 8 mil 397 kilos asegurados (48.8 % del total). Para dar una idea de la gravedad del tráfico de fentanilo, los aseguramientos del opioide sintético apenas estuvieron por debajo de los de cocaína, que alcanzaron los 17 mil 181 kilos, apenas poco más de 3 mil kilos de diferencia.
Es decir, del lado mexicano, en Sonora y Baja California hay un importante tráfico de fentanilo, metanfetaminas y cocaína. En ambas entidades hay presencia de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, sin embargo, al igual que en Ciudad Juárez y la frontera chica tamaulipeca, hay grupos dedicados específicamente a cruzar las drogas a Estados Unidos, y las armas y el dinero a México, a cambio de una comisión, trabajando en alianza con una organización criminal en específico o indistintas. Es a estos “porteros” de la frontera a los que se refiere la DEA y, probablemente, es a autoridades sonorenses y bajacalifornianas a las que se refiere con la capacitación. Habría que preguntarle a Alfonso Durazo y Marina del Pilar Ávila.
