Animal Politico
El amor a la tierra, la exigencia de justicia y reparación del daño son parte del legado que la maestra Martha Patricia Velarde Ortega dejó a los integrantes de Comités de Cuenca Río Sonora. La activista fue una férrea defensora de las comunidades afectadas por el derrame provocado por la empresa minera Grupo México.
A 11 años del derrame de sulfato de cobre y de las afectaciones que aún vive la población por la contaminación en los ríos y en el territorio, colegas de la activista recuerdan su lucha. Patricia Velarde murió hace siete meses, pero su lucha continúa.
“Paty”, como era conocida entre sus compañeros de los Comités de Cuenca Río Sonora, le tenía un gran amor a la tierra y al río que les fue arrebatado por un derrame químico. Es reconocida como una luchadora por los derechos, ya que sabía litigar y siempre tenía disposición para apoyar a integrantes de la comunidad en la comprensión de documentos relacionados con los procedimientos jurídicos del caso.

Francisca, una de las integrantes de los comités, recuerda que convivió con Velarde desde el primer momento en que la activista convocó a la población para alertarla sobre las consecuencias que traería la contaminación del Río Sonora.
“Paty lo sabía todo”, dice Francisca en su memoria.
La noticia del derrame fue muy dura para quienes crecieron disfrutando del caudal y de la tierra en la que solían cultivar. La vida de la población cambió desde aquel 6 de agosto de 2014 cuando se derramaron 40 mil metros cúbicos de una solución acidulada de sulfato de cobre (CuSO4) en el arroyo Tinajas del municipio Cananea, Sonora. Dicho derrame provenía de las instalaciones de la empresa Buenavista del Cobre, subsidiaria de la compañía minera Grupo México (GM).
El fallecimiento de Patricia el 15 de febrero de 2025 en Baviácora, Sonora, fue consecuencia de un padecimiento por las afectaciones directas del derrame de sulfato de cobre en los ríos Sonora y Bacanuchi.
Una mujer fuerte y sensible
La maestra Martha Patricia Velarde nació en la ciudad de Hermosillo el 23 de febrero de 1958 y pasó más de 30 años viviendo en Baviácora junto con su esposo José Luis y sus gatitos. También fue madre de dos hijos, sin embargo, uno de ellos murió de leucemia siendo muy joven.
Francisca cuenta que Paty amaba a sus gatitos, a quienes quiso como si fueran sus hijos. Se trataba de Tito, Leponita, Mini Tita y Tita. También le gustaba coleccionar cosas. Tenía una vitrina antigua en la que guardaba figuras de Tetris de distintos tamaños.
“Yo creo que se quitaba la comida ella y decía: ‘si no como yo, no importa, pero mis gatos tienen que comer’. Así los quería. Además, fue responsable porque los operó”.
También dice que era muy buena para el baile. Sus géneros favoritos fueron la bachata y la cumbia. Incluso, le gustaba ver series coreanas. Su segundo idioma fue el inglés. Lo sabía, lo escribía y lo hablaba. Lo aprendió porque ella siempre tomó cursos.
“Era muy romántica Paty. Tenía amor por su casa, por la poesía, por los animales, por el canto, por el baile. Era muy buena para bailar. A sus nietos y a su hija los adoraba, daba todo por ellos. Fue muy servicial”, recuerda Francisca.

De acuerdo con Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER), la maestra Paty estaba llena de virtudes, ya que tocaba el piano y la guitarra, pero también le gustaba cantar.
“A ella le gustaba invitarte a tomar café y comer pan. Platicar de música y de sus inicios en el Instituto Equino, de cómo ella se fue formando, aunque no terminó la prepa porque tuvo que trabajar de joven. Platicamos de todo”.
Una mujer que compartió su conocimiento
José Manuel también es miembro de Comités de Cuenca Río Sonora. Vive en San José de Baviácora y se dedica a la agricultura y ganadería. Es padre de familia y cuenta que con la contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi las afectaciones las vieron, primero, en la siembra y después, en su salud.
“En ese momento, primeramente, nos afectó llevándose toda nuestra siembra. Fue una pérdida total, nuestra cosecha se echó a perder, se secó por falta de agua y después vino el río y se la llevó. Ya después vinieron los derivados de la contaminación como comprar garrafones y con el paso del tiempo se hicieron los análisis de metales pesados en sangre y en orina, y ahí salimos contaminados mi esposa, mi hijo y yo”, menciona Juan Manuel en entrevista para Animal Político.
Juan Manuel cuenta cómo conoció a Paty: primero, por su trabajo como maestra. Después, por la tragedia de la contaminación. Juntos se fueron involucrando en la problemática del Río Sonora desde diferentes frentes. Ella con el grupo Frente Unido Contra Grupo México y él con Comités de Cuenca Río Sonora. “Ahí fue donde tuve más conocimiento de ella porque la vi muy participativa en su grupo”, recuerda.
Después, la invitaron a colaborar con el grupo de Comités de Cuenca y ahí fue donde tuvieron un mayor acercamiento con temas en común como la demanda de atención médica a las personas que fueron directamente afectadas por el derrame, y la exigencia de agua limpia tras la contaminación.

“El activismo que desarrolló Paty desde el primer día de la contaminación hasta el día en que falleció fue el de una luchadora incansable. Todo el tiempo donde la veía fue muy participativa y muy reconocida por toda la gente que la conocíamos. Dejaba todo lo que hacía por dar la cara y ponerse en frente. Ella no le tenía miedo a nada ni a nadie”, agrega Juan Manuel.
Para el integrante de los Comités de Cuenca Río Sonora, la convivencia con la maestra Paty fue significativa por la posibilidad de intercambiar ideas con una de las personas más inteligentes que le ha tocado conocer en la vida.
“Ella tenía un conocimiento muy grande, mis respetos para Paty y se lo dije. Una vez le comenté: ‘Usted, qué inteligente es. Me sorprende que todo sabe’. Nunca se me ha olvidado que me dijo: ‘Es que, uno nunca sabe cómo es que te vas a ganar la vida, entonces tienes que aprender de todo’, me dijo. Nunca se me olvida, lo llevo presente todo el tiempo”, comparte Juan Manuel.
Patricia Velarde falleció sin ver justicia para el Río Sonora
Juan Manuel se enteró del fallecimiento de la maestra Paty a través del grupo de WhatsApp que tienen los Comités. En él iban informando cómo iba su recuperación, dice que su descenso fue muy sorpresivo, aunque sabía que padecía de diabetes y presión arterial.
“Si ella hubiera tenido una atención médica con mucho más tiempo, me imagino que ella hubiera gozado de una mejor salud”, sentencia Juan Manuel.
Para los Comités de Cuenca, la muerte de Martha Patricia Velarde refleja la ausencia de justicia, que sigue pendiente por parte del gobierno y de la empresa Grupo México. La activista, al igual que otras personas de las comunidades afectadas, tenía presencia de metales en su organismo que se fueron acumulando con el tiempo.
“A ella le habían hecho primeramente un análisis y después le hicieron nuevamente otro y cada vez tenía más metales. Entonces, los análisis que ella presentó la última vez, (mostraron que) tenía mucho más metales que la primera vez que le habían hecho los análisis y como son acumulativos, van degenerando el organismo y van dañando ciertas partes de los órganos cada vez más”, denuncia Juan Manuel.
Para Francisca, el fallecimiento de Velarde resulta imposible de creer aún, por la fortaleza y apoyo que mostró a sus compañeros y compañeras. Del tiempo que convivió con ella, le quedan aprendizajes importantes, como ayudar y no guardar algún rencor.
“Otro de los aprendizajes es compartir la información, brindar esa ayuda. Otra de las cosas, que digo yo, de reconocerle u honrarla, al menos de mí, es seguir superándote, que no importa la edad, pero el seguir aprendiendo, porque ella seguía preparándose y estaba lúcida porque leía mucho”, destaca.
A 11 años de la fuerte contaminación que presentan los ríos Sonora y Bacanuchi, la nueva administración de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) con su titular Alicia Bárcena Ibarra, comenzaron a tener un nuevo acercamiento con los Comités de Cuenca Río Sonora para retomar el caso y dar justicia al territorio.

En diciembre de 2024 los integrantes de los Comités tuvieron un primer acercamiento con la Semarnat a través de reuniones en videollamadas y una visita presencial en el río para empezar de cero.
Sin embargo, para los integrantes de los Comités la pérdida de la maestra Patricia implica continuar y seguir con la búsqueda de justicia por la que ella tanto peleó.
“Eso tenemos que seguir exigiendo, porque ella lo exigía para todas las personas, sin esperar un reconocimiento sino porque tenía la capacidad para exigir, tenía el conocimiento y lo defendía para todos los habitantes del río y para el río. Como ella decía: ‘el medio ambiente lo es todo, no solo la tierra, es todo lo que en ella está’ (…) y si no lo tienes y no lo defiendes, lo pierdes y lo pierdes todo”, dice Francisca.
