El Debate
A pesar de haberse sumido en una racha de 7 derrotas consecutivas y lidiar con constantes lesiones, los Dodgers de Los Ángeles llegaron a la pausa del All Star Game del beisbol de las Grandes Ligas como líderes de la competitiva división Oeste de la Liga Nacional.
Cuando parecía que diversos factores tumbarían a los actuales campeones de la Serie Mundial del primer lugar de su división, encontraron los triunfos que necesitaban para mantenerse en la cima.
La racha de derrotas, la más prolongada desde septiembre de 2017, incluyó barridas ante los Houston Astros en casa y los Milwaukee Brewers de visita, además de un tropiezo 8-7 en Oracle Park contra los San Francisco Giants, poniendo en jaque una ventaja que se había expandido a nueve juegos.
Sin embargo, el conjunto de Los Ángeles demostró porqué es uno de los más dominantes en los últimos tiempos y con apretadas victorias el sábado y domingo ante sus acérrimos rivales, lograron tomar un importante respiro.
El manager Dave Roberts y su cuerpo técnico enfrentan una doble embestida: por un lado, la sequía ofensiva temprana y la inconsistencia en el pitcheo abridor; por otro, una crisis de salud gravísima en el roster. En la lista de lesionados figuran figuras clave como Max Muncy (rodilla), Kiké Hernández (codo), Blake Snell, Roki Sasaki, Tony Gonsolin y Michael Kopech, varios en la lista de 60 días.
El regreso a la rotación de un lanzador estrella como Tyler Glasnow, tras meses fuera, es un soplo alentador en el sombrío panorama.
A nivel ofensivo, el equipo ha tenido altibajos: en los primeros seis juegos de la racha, anotó apenas diez carreras (un déficit alarmante de 44‑10), aunque la ofensiva despertó ante los Giants.
Sin embargo, el panorama no es completamente sombrío: los Dodgers mantienen el mejor récord de la Liga Nacional, a pesar de su bache, y dominar el Oeste demuestra que sus triunfos previos siguen pesando. En una división donde Padres, Giants y Diamondbacks aprietan en la cola, la profundidad del roster ha aguantado, aunque a duras penas.
Se esperan movimientos en la próxima ventana de cambios para reforzar el bullpen y la ofensiva. Por lo pronto, la dirección colectiva confía en que el descanso y la pausa les servirán para recargar baterías, sanar enfermizos y volver renovados al campo.