Bomberos de Arizona y Sonora enfrentan riesgos de cáncer; trabajan para limitar esa exposición

Sonora

Tomado de: AZCentral

RÍO RICO — Frank Granados estaba entrenando con el Departamento de Bomberos de Tucson cuando se probó un nuevo producto contra incendios en el lugar. Después de encender un charco de combustible para aviones JP-4, la tripulación desplegó el producto, un tipo de espuma, y extinguió el fuego en unos 40 segundos, casi el doble de rápido que cualquier cosa que se hubiera usado antes.
“Apagó el fuego como si nada. Cosas increíbles”, destacó Granados, ahora asesor principal del Distrito Médico y de Bomberos de Río Rico, que presta servicios en la ciudad a unas 15 millas al norte de la frontera entre Arizona y México.
También olía mejor que la espuma a base de proteínas que usaban antes, que contenía sangre animal.
Después de esa prueba en la década de 1980, el departamento mantuvo ambas espumas a mano, pero en Tucson y en todo el país, la espuma formadora de película acuosa, o AFFF por sus siglas en inglés, se convirtió en el estándar para manejar incendios de líquidos inflamables, conocidos como incendios de Clase B, durante medio siglo.
Pero en todo el mundo, los distritos de bomberos y las bases aéreas están reemplazando al AFFF debido a sus altos niveles de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, o PFAS, una clase manufacturada de productos químicos.
La conciencia de su amenaza a la salud de los bomberos ayudó a activar los esfuerzos de detección del cáncer en todo el estado y los cambios dentro de los departamentos de bomberos de Arizona. Los productos químicos también están en el centro de muchos esfuerzos de investigación sobre el cáncer ocupacional. Los científicos de Arizona están redoblando sus esfuerzos en la ciencia y la prevención de la exposición, y encabezando investigaciones que podrían informar tratamientos futuros en el estado y más allá.
Para las personas en el servicio, lograr que se produzcan cambios es algo personal.
Granados perdió a la mayoría de los colegas de su primer equipo a causa del cáncer, algo que lo impulsó a actuar y buscar una subvención federal para reemplazar todos los AFFF en el Distrito de Bomberos de Río Rico hace tres años.
Aceptar el cáncer como “parte del trabajo” no es una opción, señaló Brad Pitassi, jefe de bomberos de Maricopa.
“Si continuamos por el mismo camino que íbamos en los años 80 y 90 con la información que tenemos ahora, entonces la culpa será nuestra”, aseguró.
“Nuestros hombres y mujeres merecen cada gramo de energía y esfuerzo que podamos poner para protegerlos como ellos protegen a las comunidades a las que servimos”.
Cómo la exposición crónica puede provocar problemas de salud

El riesgo de cáncer para los bomberos se estableció hace mucho tiempo, pero la conexión ganó más atención el año pasado cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer reclasificó la ocupación como “cancerígena para los humanos”, debido a la exposición en el lugar de trabajo.
Qué parte del mayor riesgo del cáncer proviene de las PFAS es algo que los científicos y oncólogos no saben. Hay cientos de sustancias químicas tóxicas que pueden contribuir a la enfermedad.
Sin embargo, existe evidencia de que la exposición crónica a estos químicos puede causar efectos graves en la salud y que los bomberos tienen niveles más altos de PFAS en la sangre que la población general.
Los departamentos de bomberos y científicos de Arizona están colaborando para profundizar el conocimiento sobre este tema y establecer medidas de prevención.
Hace unos nueve años, Jeff Burgess, profesor y decano asociado de investigación de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Arizona (UA por sus siglas en inglés), inició un programa con el Departamento de Bomberos de Tucson para identificar y reducir la exposición a carcinógenos, tomando muestras biológicas antes y después de un incendio, y dándole seguimiento de la salud de los tripulantes, tanto de bomberos reclutas como veteranos.
Los resultados fueron prometedores y produjeron nueva información sobre los mecanismos que hay detrás de cómo la exposición puede conducir a un mayor riesgo de cáncer. Durante los primeros dos o tres años de la carrera de un bombero, podían verse cambios en su expresión genética, señaló Burgess.
El proceso que habían establecido en Tucson podría ayudar a responder preguntas en los departamentos de bomberos de todo el país, añadió.
El equipo formó una asociación con investigadores y departamentos de bomberos de la Universidad de Miami, y utilizó una subvención federal para ampliar la investigación a otras ciudades y crear el Estudio de Cohorte de Cáncer de Bomberos. El objetivo a largo plazo es seguir la exposición y la salud de 10 mil bomberos estadounidenses, incluidos los nuevos reclutas, durante tres décadas.
Los bomberos de Arizona también instaron a realizar nuevas investigaciones en otros frentes. Señalaron la necesidad y la fuente de financiación de replicar un estudio que sugiere que la donación de plasma puede reducir el nivel de PFAS en la sangre de los bomberos. El proyecto de investigación, dirigido por el nuevo Centro de Investigación Colaborativa sobre la Salud de los Bomberos de la UA, aún está en curso.
Pero el objetivo principal es prevenir la exposición.
AFFF no es la única fuente de preocupación sobre las PFAS; el equipo de protección también lo contiene. Los expertos aún no saben cómo y en qué medida las sustancias químicas del equipo llegan a los cuerpos de los socorristas, apuntó Burgess.
Los bomberos utilizan el equipo de protección durante largos períodos de tiempo, a menudo a diario. Entrenan usando el equipo de 75 libras para asegurarse de que estén en forma y sean ágiles para responder a emergencias cuando hay vidas en juego.
Los departamentos de bomberos cuentan desde hace mucho tiempo con protocolos para descontaminar el equipo. Pero los jefes de bomberos dicen que el conocimiento de la exposición a los PFAS les hizo aumentar las precauciones. Establecen estaciones de lavado móviles para enjuagar después de responder a una emergencia, guardan equipos adicionales y los cargan en la parte trasera de los camiones, en lugar de viajar con ellos.
También buscan alternativas de equipo para el entrenamiento, una especie de “equipo de soldador pesado”, detalló el jefe de bomberos de Scottsdale, Tom Shannon.
“Algo que te brinde el peso y la sensación del equipo, pero que sea básicamente algodón”, explicó. “Cero químicos”.
Sorprendentemente, todavía no hay muchas alternativas en la industria de la confección, incluso si la demanda y las oportunidades de ganancias son enormes, afirmó.
Pruebas de detección tempranas ayudan a descubrir el cáncer

En Arizona, hay muchos diagnósticos de cáncer de tiroides, riñón y testículo en el servicio de bomberos, aseguró Vershalee Shukla, oncóloga radioterápica del Vincere Cancer Center.
El centro, con sede en Scottsdale, dirige un programa estatal gratuito de detección temprana de cáncer para socorristas. El programa comenzó en Phoenix en el 2018 y creció hasta cubrir la mayor parte de Arizona en el 2020, financiado por ciudades, subvenciones de FEMA y seguros de compensación para trabajadores.
La participación es voluntaria, pero se recomienda para miembros con al menos cinco años de servicio, con prioridad para aquellos de 40 años o más.
Ciertos tipos de cáncer parecen tener asociaciones más fuertes con la exposición a PFAS. Un estudio sugiere que niveles más altos de PFAS en la sangre de los miembros del servicio de la Fuerza Aérea se relacionaron con un mayor riesgo de cáncer testicular.
“Las PFAS son en realidad un disruptor endocrino, por lo que se tienden a ver problemas en la tiroides, el cáncer de ovario y el cáncer de próstata”, explicó Shukla. Estos cánceres, junto con muchos otros, ahora están incluidos en los beneficios de compensación laboral de los socorristas, gracias a cambios a la ley del 2021.
A través del programa de detección temprana, Shukla dijo que el centro ha detectado casi 30 casos de cáncer de riñón y tres de cáncer de tiroides en los últimos tres años.
A Pitassi, jefe de bomberos de Maricopa, le diagnosticaron cáncer papilar de tiroides en mayo. Un cirujano le extirpó parte de la tiroides en junio para deshacerse del tumor, y Shukla sugirió que enviaran una muestra de tejido a un laboratorio para una prueba de PFAS.
La lectura fue de 920 ng/g para una mezcla de PFAS.
Existen pocos estudios sobre las concentraciones de PFAS en el tejido de órganos, y mucho menos en el tejido tiroideo. En el caso de la sangre, una concentración de 20 ng/ml de PFAS se traduce en mayores riesgos para la salud que requieren pruebas de detección.
Los resultados provienen de una sola muestra de tejido, pero respaldan la necesidad de un estudio a gran escala, destacó Dhimiter Bello, decano asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Massachusetts Lowell, quien colaboró con Shukla para estudiar el tejido.
A cuatro miembros de los bomberos de Scottsdale también se les diagnosticó cáncer recientemente, afirmó Shannon. Tres de ellos trabajaban en el aeropuerto, donde todavía se utiliza AFFF, añadió.
Pitassi, por otro lado, mencionó que nunca usó AFFF, pero sí usó equipo de protección casi todos los días, creando una ruta potencial de exposición.
La cicatriz de veinte centímetros que cruza su cuello siempre le recuerda que, debido a los altos niveles de PFAS en su sangre, tiene un mayor riesgo de tener otro cáncer, dijo.
“Es un diagnóstico trágico”, afirmó. “Sin embargo, afortunadamente soy yo porque puedo promulgar el cambio”.
Suelos, agua y personas contaminados con espuma

AFFF se utilizó, y todavía se utiliza, para controlar incendios de aviones y camiones cisterna, junto con otras emergencias en las que es probable que el combustible se propague. La espuma crea una película que se esparce y sella todos los vapores de la combustión, sofocando el fuego al no permitir la entrada de más oxígeno.
Todas las bases militares y aeropuertos municipales e internacionales lo tenían, al igual que muchos distritos de bomberos. Eficaz y de acción rápida, fue un salvavidas. Pero tuvo un costo: la espuma llegó a los desagües y zanjas, contaminando el suelo y el agua, y las cuadrillas llevaron el equipo contaminado de regreso a sus estaciones y hogares.
Lawrence Burry, un bombero militar retirado que vive en Peoria, estima que utilizó la espuma fácilmente unas 500 veces durante sus dos décadas de servicio en la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Sin sospechar nada, los equipos también utilizaron el producto diluido como desengrasante para lavar camiones y fregar los pisos, relató. Luego lo echarían con una manguera a la calle y al drenaje, dejarían secar su equipo y lo usarían nuevamente.
“Lo que más me disgusta es que mis hijos estén expuestos a esto”, subrayó Burry. A veces regresaba a casa después del turno, vestido con el equipo, y abrazaba a su familia.
En algún momento, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ordenó a los bomberos que evitaran que la espuma llegara a arroyos y lagos porque mataría a los peces, recordó. Pero no hubo nada más.
El Departamento de Defensa (DOD por sus siglas en inglés) sospechaba de la toxicidad del producto desde la década de 1970, y en el 2000, la EPA advirtió que algunos PFAS en la espuma eran persistentes, bioacumulativos y tóxicos, según registros oficiales compilados por el Grupo de Trabajo Ambiental.
Por ley, el DOD debe dejar de usar AFFF antes del 1 de octubre del 2024. Desde septiembre, los aeropuertos cuentan con la aprobación de la Administración Federal de Aviación para usar alternativas sin PFAS, pero no están obligados a realizar el reemplazo.
Los departamentos de bomberos de Arizona están por delante

Para proteger la salud de los bomberos y del público, los departamentos de bomberos de Arizona están reemplazando la espuma con una alternativa libre de PFAS.
Arizona es uno de los 12 estados que tienen un programa para recuperar AFFF. El Departamento de Calidad Ambiental del estado invirtió 406 mil dólares para eliminar de manera segura casi 10 mil galones de AFFF en 52 departamentos de bomberos y reemplazarlo con F500, un producto que la EPA ha utilizado durante mucho tiempo para neutralizar derrames de petróleo.
Algunas ciudades hicieron el cambio años antes utilizando parte de su presupuesto, subvenciones o dinero de su programa de mitigación del cáncer.
El Distrito de Bomberos de Río Rico retiró AFFF de sus camiones hace tres años utilizando los fondos de la subvención de Seguridad Nacional de FEMA y luego recibió apoyo adicional de ADEQ. Granados, quien también trabaja en la Oficina de Manejo de Emergencias del Condado Santa Cruz, lideró la iniciativa.
El nuevo producto lo convenció cuando encendieron una barra de magnesio, que se calentó a 5 mil grados, y en 45 segundos el F500 la enfrió lo suficiente como para sostenerla.
No es sólo que el F500 esté libre de PFAS, señaló Granados. El producto funciona en todo tipo de incendios y enfría la escena tan rápidamente que puede reducir la emisión de gases y la exposición de los bomberos a otros carcinógenos, añadió.
En el 2020, Arizona prohibió el uso de AFFF con fines de entrenamiento y pruebas, aunque AFFF todavía se usa en muchas emergencias por incendios de materiales peligrosos y combustibles.
Shannon, el jefe de bomberos de Scottsdale, dice que su departamento rara vez la usa para capacitación porque la espuma es demasiado cara. Si tienen un gran derrame de combustible, lo contendrán y utilizarán AFFF. Un contratista limpia y elimina de forma segura los derrames grandes.
Los equipos de bomberos alertarán a las agencias municipales y estatales sobre las descargas de emergencia de la AFFF, explicó Shannon.
Pero no existen leyes federales o estatales que les obliguen a hacerlo, dijo un portavoz de ADEQ. Tampoco existen requisitos para contener y eliminar de forma segura el producto después de su uso.
Se sospecha que el AFFF es la principal fuente de contaminación de las aguas subterráneas con PFAS en Arizona.
Falta información sobre PFAS en departamentos sonorenses

Por el contrario, en Nogales, Sonora, los departamentos de bomberos no han sido informados por ninguna agencia gubernamental sobre los peligros de la contaminación con PFAS.
La legislación en México sobre los químicos fabricados solo limita las importaciones de ciertos PFAS, pero no hay campañas de información sobre los mayores riesgos para la salud al estar expuestos a ellos.
Gilberto Saavedra, comandante y jefe de bomberos de Nogales, Sonora, aseguró que no había oído hablar de los efectos negativos para la salud derivados de la espuma con PFAS.
El riesgo de cáncer es innegable, especialmente porque los materiales de construcción y las casas tienen una cantidad cada vez mayor de sustancias químicas tóxicas a las que están expuestos los socorristas, dijo. Los equipos siempre responden a los incendios utilizando equipo de protección y respiradores, pero la espuma y el equipo no han estado en su lista de preocupaciones, añadió.
Tienen algo de AFFF, en una concentración del 6 por ciento, la mayoría donado por estaciones de bomberos de Arizona.
Los equipos rara vez usan la espuma, es demasiado cara y no pueden pagarla, afirmó el teniente César Ramón Vélez, encargado de la estación de bomberos del centro. Las estaciones funcionan con donaciones, ganancias de la capacitación de socorristas para empresas y tarifas de las matrículas, pero no reciben presupuesto de la ciudad o el condado, subrayó.
No lo usan en todos los incendios de automóviles. Sólo cuando haya grandes derrames de combustible utilizarán AFFF para evitar que el fuego avance “a raudales”, añadió.
Las comunidades fronterizas están conectadas de muchas maneras. Un incendio en un contenedor de basura hace un par de meses, a una milla al sur de la frontera con Arizona, cubrió de humo las comunidades cercanas, recordó Granados.
Las aguas pluviales y residuales de la ciudad fronteriza fluyen hacia el norte hacia Arizona a través del Interceptor Internacional de Desagüe, el oleoducto transfronterizo y hacia la planta internacional de tratamiento de agua y sus lavaderos.
AFFF también podría llegar a las aguas pluviales o residuales y cruzar la frontera, sugirió Granados. Hasta el momento eso se desconoce. La planta de tratamiento de aguas residuales internacional no realiza pruebas de PFAS.
Se requieren cambios culturales

Implementar nuevas medidas de prevención no ha sido fácil. Incluso reemplazar AFFF por F500 fue una pendiente pronunciada al principio.
“El cambio en el servicio de bomberos es realmente un vudú”, dijo Granados. “El servicio de bomberos tiene 200 años de tradición y no se ve obstaculizado por el progreso, porque así es como siempre lo hemos hecho”.
Los jefes de bomberos de Arizona dicen que se necesitarán más que medidas de prevención para abordar la exposición a PFAS y las altas tasas de riesgo de cáncer que enfrentan los equipos.
Los departamentos de bomberos han avanzado en el cambio de protocolos y comportamientos en torno al equipo de protección, usándolo con menos frecuencia, quitándolo con precauciones y descontaminandolo después del turno.
“Tenemos bomberos que son más conscientes y la vieja filosofía de usar equipo sucio como señal de valor”, destacó Pitassi, “ya no la aceptamos”.
Shannon dijo que gran parte de la exposición por la que pasan los equipos es innecesaria y que los departamentos tendrán que cambiar la forma en que combaten los incendios.
Hay una gran cantidad de sustancias químicas tóxicas, incluidas las PFAS, que se transforman con el fuego y que los bomberos respiran y absorben cuando entran a un edificio en llamas. Es como si cada incendio fuera “una escena de materiales peligrosos”, aseguró Shannon.
Él cree que es necesario un cambio en cuanto a qué riesgos corren los bomberos y para qué.
Existe una “ética cultural” que hace que los bomberos corran hacia los edificios, pero una vez que no hay nadie en peligro en el interior, deberían dejar de hacerlo, mencionó Shannon. Es una opinión impopular, admitió.
“Tenemos que dejar de exponer a nuestros bomberos por las cosas que se pierden”, subrayó.

https://www.azcentral.com/story/noticias/mexico/2024/01/18/trabajan-para-prevenir-cancer-para-bomberos-de-arizona-y-sonora/71816952007/