Ernesto Méndez Excélsior
SAN FELIPE, BC.- A lo largo de una semana, Excélsior recorrió por tierra y mar el Alto Golfo de California y constató que todo sigue igual; nada ha cambiado.
En San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora, no se ve por ningún lado actividad distinta para combatir la pesca ilegal y la captura del pez totoaba, altamente cotizado en el mercado negro de China.
El nuevo Plan de Acción para la protección de la vaquita marina, avalado por la CITES, (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), no aparece por ninguna parte.
Del 6 al 10 de noviembre, la CITES, evaluará en Ginebra, Suiza, los resultados y el cumplimiento de las primeras metas de la estrategia.
Puntual a la cita, el fantasma del embargo contra México volverá a recorrer el salón de sesiones donde se reunirá el Comité Permanente del organismo internacional, perteneciente al Sistema de Naciones Unidas, y que está conformado por representantes de las seis regiones geográficas del mundo (África, Asia, Europa, América del Norte y América Central, América del Sur y El Caribe, así como Oceanía).
Ramón Franco, presidente de la Federación de Cooperativas Ribereñas Andrés Rubio Castro, consideró que lo que falta en México es voluntad política para solucionar la problemática en la región. Explicó que actualmente 70% de las embarcaciones menores (pangas), que andan en el mar son ilegales, contra un 40% que tienen permisos y documentos en regla.
Al respecto, Jesús Enrique Morales, Integrante de la Cooperativa Nuevo Golfo, en Santa Clara, Sonora, aseguró que el sector pesquero mantiene su posición de cooperar para encontrar una salida negociada, que permita la conservación de la vaquita marina, pero también la supervivencia de las familias que dependen de la pesca.
“La verdad es que el gobierno ha brillado por su ausencia, no ha sido constante para buscar una solución y resolver el problema, ya no digamos para trabajar en conjunto”, lamentó.
Mal y de malas
El 26 de mayo, el Departamento del Interior de Estados Unidos certificó que México viola tratados internacionales por la pesca y comercio ilegal de totoaba, que provoca la muerte incidental de la vaquita marina en redes de enmalle.
Bajo la llamada enmienda Pelly, el presidente Joe Biden tiene hasta el 17 de julio para informar al Congreso, sobre la imposición de posibles sanciones comerciales, que podrían incluir a todas las pesquerías mexicanas, es decir, que ordene cerrar las puertas de EU a pescados y mariscos nacionales.
El mercado estadunidense representa para México, 50% de las ventas del sector al exterior, es decir, 763.5 millones de dólares anuales, y un impacto a alrededor de 300 mil empleos directos en comunidades vulnerables dedicadas a la pesca artesanal o ribereña.
Ramón Franco, líder del sector pesquero en San Felipe, recordó que desde 2018, EU decretó un embargo contra el camarón del Alto Golfo de California, capturado por embarcaciones menores y en 2020 amplió la medida para barcos de altura y productos como el pez chano, sierra y curvina golfina.
“Ya no es nada más el Alto Golfo; nosotros ya estamos embargados, ¿qué más nos pueden castigar?, el problema ya sería un embargo a nivel nacional”, alertó.
Anarquía
Basta con darse una vuelta por el malecón de San Felipe, Baja California, cerca del turístico faro, para observar a cualquier hora un retrato fiel de lo que ocurre en el Alto Golfo de California con la vaquita marina.
Una rampa no autorizada en medio de la anarquía y el caos. De noche o de día, pasan por aquí libremente legales e ilegales. Pescadores con chano o sierra, pero también totoaberos o bucheros. Nadie revisa redes ni capturas.
“Muchos pescadores siguen quitando la vejiga natatoria a la totoaba en el mar y tiran el cuerpo al agua, pero otros regresan a la orilla con todo el pescado”, reveló un hombre joven dedicado a esta actividad ilícita, que accedió a platicar con nosotros bajo la condición de no revelar su identidad.
Se estima que 95% de los pescadores con o sin permisos vigentes en San Felipe, entran y salen del mar por esta rampa no oficial, en un lugar ampliamente conocido y a la vista de todos.
En el Golfo de Santa Clara, Sonora, la ausencia de las autoridades es más notoria. Pangas con o sin rótulos y número de permiso, embarcan o desembarcan a cualquier hora, todas con redes prohibidas.
Francisco Domínguez, pescador con más de 40 años de experiencia, comenta que en el pueblo no hay ninguna otra actividad que realicen para ganarse la vida, y menos ahora con altos índices de violencia generada por los cárteles de la droga, en una zona de trasiego limítrofe con Estados Unidos.
https://www.excelsior.com.mx/nacional/embargo-contra-mexico-otra-vez-en-la-mira-de-la-cites-san-felipe-y-el-ggolfo-de-santa-clara