Ernesto Méndez Excélsior
Al llegar a su fin este viernes la 19 Conferencia de las Partes (COP19), y la 76 reunión del Comité Permanente de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), se cierra un capítulo más en la defensa de la vida en el planeta.
A lo largo de dos semanas, las delegaciones de los 183 países miembros participaron en intensas sesiones, cabildeos y debates, junto con representantes de organizaciones de la sociedad civil, que en su calidad de observadores, marcaron la diferencia en la protección de animales y plantas para evitar la sobreexplotación y el tráfico ilegal.
Entre los expertos en vida silvestre con mayor experiencia y trayectoria presentes en el Centro de Convenciones de Panamá, destacó D.J. Schubert, férreo defensor de la vaquita marina e integrante del Instituto de Bienestar Animal (AWI, por sus siglas en inglés).
Biólogo egresado de la Universidad Estatal de Arizona y amante de los gatos, D.J. Schubert, colaboró en sus primeros años con el Cuerpo de Paz en África Occidental y posteriormente trabajó en el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, que es parte de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos, así como en una oficina de análisis de impacto ambiental, que revisaba permisos de construcción en tierras públicas.
A partir de 1987, D.J. decidió realizar un vuelco en su trayectoria y dar cauce a su pasión por los animales terrestres y marinos, desde la trinchera de las ONG’s.
De esta forma, a lo largo de tres décadas y media, ha viajado por todo el mundo con el fin de luchar por igual para lograr el regreso de los bisontes americanos al Parque Nacional Yellowstone, detener el comercio ilegal de escamas de pangolín o frenar el tráfico de cuernos de rinoceronte.
“Cuando tenía 9 o 10 años, le escribí una carta al primer ministro de Canadá para que detuviera la matanza de focas; durante toda mi infancia tuve mascotas, un poni, y todo tipo de animales, siempre sentí empatía por ellos, y desde muy temprana edad supe cuál era mi vocación”, relató.
D.J. Schubert recuerda que la causa de la vaquita marina llegó hace aproximadamente 10 años a su vida cuando comenzó el acelerado declive de la población.
A partir de entonces, el Instituto de Bienestar Animal hizo equipo con científicos y abogados del Centro para la Diversidad Biológica y el Consejo de la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés), para ser la voz de la vaquita marina en foros nacionales e internacionales.
“Es muy importante que los gobiernos reconozcan que tenemos una crisis de biodiversidad, los discursos no detienen el problema, necesitamos acciones, independientemente si hablamos de la vaquita marina en el Alto Golfo de California, los elefantes en África o los pandas en Asia”, advirtió.
D.J. resaltó que el Gobierno de México debe tomarse muy en serio la situación de la vaquita marina, porque se acaba el tiempo y la extinción podría llegar en meses.
Subrayó que nuestro país es el primer responsable de detener la pesca ilegal de Totoaba en el Alto Golfo de California, en cuyas redes prohibidas muere ahogado el mamífero marino en mayor peligro del mundo, mientras que Estados Unidos y China tienen que involucrarse en reducir la demanda.
“De acuerdo a la mejor ciencia disponible, la condición genética de la vaquita marina todavía le permite recuperarse, de lo que se debe ocupar México es de eliminar las redes; entiendo la preocupación que hay por los carteles del crimen organizado, y que éste es un lugar muy peligroso, pero hay traficantes de vida silvestre en todo el mundo y los países dan pasos para erradicarlos”, indicó.
Agregó que si México no tiene suficientes elementos para inspección y vigilancia, equipo y presupuesto, debe buscar asistencia internacional, porque el mundo no puede darse el lujo de perder a la vaquita marina, ya que sería el primer animal enlistado en el Apéndice I de CITES, declarado como extinto.
“Todo los animales con los que trabajo se vuelven una causa personal, pero la vaquita marina es especial, porque hay muy poquitas, no hay otra especie en el planeta de la que queden menos de 10 ejemplares.
“Es sumamente frustrante seguir discutiendo lo mismo año con año y ver al gobierno mexicano que no hace lo suficiente, estoy seguro que los ciudadanos de México no quieren la extinción de la vaquita marina, pero lamentablemente vamos en esa dirección, será una tragedia y una vergüenza para el país el día que la vaquita marina desaparezca”, remató.
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