De jóvenes sicarios a hombres de bien, el reto del ITAMA en Sonora

Sonora

Tomado de: Milenio

“Andaba en las calles, en bola, con amigos, amistades que no tenía que andar, vendiendo droga y pues peligrando la vida más que nada, donde nos podían matar”, así empezó su relato Juan Carlos de 17 años, originario de Caborca, Sonora, quien se encuentra interno en el Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes (ITAMA).
​El joven habla con soltura y reconoce que estando afuera andaba muy mal, con malas amistades y metido de lleno en la venta de drogas.
Con apenas tres meses internado, dice que ha aprendido a ver la vida de otra manera, “ya no quiero volver a eso” afirma, mostrando una enorme cicatriz en su pierna derecha que le dejó un conflicto con un rival, citando también que tiene amigos que ya están muertos.
“Hay muchos (amigos), de allá de la colonia, muchos, bastantes que están muertos o que también están encerrados, en el Cereso o aquí, o anexados”, rememoró.

Niños fuertes

Con la frase “Es más fácil construir niños fuertes que reparar a hombres rotos”, el ITAMA en San Luis Río Colorado recibe a sus visitantes, este es un centro de detención juvenil que tiene la tarea de reinsertar en la sociedad a menores que cometieron delitos que ameritaban cárcel, pero que por su edad no pudieron ser juzgados como adultos.
Delitos que en muchos de los jóvenes internos, un total de 33, están relacionados con el narcotráfico.
Entre ellos también está José Guillermo, quien ya lleva cuatro años ahí donde cumplió la mayoría de edad.
“Mi error fue cometer un homicidio calificado con alevosía y ventaja, y traer narcomenudeo con fines de comercio y portación de arma”, comenta con seriedad al recordar que era un adolescente cuando cometió el delito.

Ahora afirma que es una persona diferente, con metas y sueños en la vida, adelantando que cuando salga se convertirá en policía, pues, así como mucho tiempo huyó de ellos, ahora quiere sumarse.
“Me siento diferente, soy diferente. Así como aprendes a valorar hasta la comida, aprendes a valorar lo más grande que puedes tener en el mundo que es la familia”, apuntó.

Y reconoce que no hay amigos en ese mundo “yo tengo 4 años aquí encerrado y nunca he recibido una visita de un compañero de allá afuera, ni un saludo, por los que casi daba la vida”.
En ITAMA, los jóvenes reciben talleres del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Sonora (ICATSON), como barbería, panadería, tortillería, soldadura, refrigeración y hasta inglés.
También reciben terapia psicológica, hacen deporte, se les fomentan las tradiciones y símbolos patrios, y para quien lo desee, está la opción de recibir atención espiritual con grupos católicos o cristianos.
La educación es obligatoria hasta la preparatoria mientras estén recluidos, y tienen convenios con universidades de Sonora para que puedan ingresar una vez en libertad.
“Nosotros ya pasamos por esa edad, nosotros sabemos la conducta rebelde que teníamos todos de adolescentes, miente el que diga que no. Entonces estos jóvenes fueron más allá y se atrevieron a algo que quizás nosotros no nos atrevimos. Entonces necesitamos ayudar a esos jóvenes, no verlos como un problema, sino verlos como esa segunda oportunidad que no tuvieron”, declaró Eduardo Tapia, Director de ITAMA.
“Tenemos jóvenes que los reincorporamos y los reinsertamos bien a la sociedad, con toda la gama de posibilidades que tenemos aquí en el centro, que no tuvieron allá afuera”, agregó.

El director finaliza diciendo que a diferencia de otros centros de menores, ellos buscan integrar también a las familias, pues están en constante comunicación y capacitación con los padres de familia, haciendo énfasis en que no buscan reconocimiento, sino realizar un buen trabajo, regresándole a la sociedad hombres de bien.

https://www.milenio.com/estados/sonora-jovenes-sicarios-hombres-reto-itama